martes, 3 de abril de 2018

DÉDALO E ÍCARO

Érase una vez un rey tan cruel que hizo llamar a dos hombres (un padre y su hijo) para mandarles hacer una cosa malvada. El padre se llamaba Dédalo y su hijo Ícaro.

El rey les llamó para que les hiciese un laberinto en el nadie pudiera salir. Dédalo inquieto le preguntó:- Majestad, ¿para que quereís el laberinto?-
El rey ni respondió así que se fueron a hacérselo.

Cuando lo terminaron tenían pensado irse de Creta, pero el rey no le gustó esa opción y les dijo:- Dédalo no puedes irte de aquí ya que eres el único que sabe como entrar y salir de este laberinto y eso no puede salir de aquí de esta ciudad. Así que te dejaré que estés en mi palacio con tu hijo.-

Dédalo e Ícaro se encontraban en el último piso del palacio y le servían una comida deliciosa con ropas elegantes.

Así que un día se le ocurrió una gran idea.
Como estaban en una zona muy alta donde había pájaros, se le ocurrió que si le daba semillas a los pájaros les soltaría una pluma. Y así lo hizo todos los días hasta que pasó un año.

Un día por la madrugada le sacudía a su hijo por los hombros que se despertara y enseñarle lo que había hecho. Había hecho 2 parejas de alas.
Se las puso para probar y le tenían que poner una cera blanda para que se le endureciera y así poder volar. Y antes de saltar le dijo:- Hijo, no te acerques demasiado al Sol.-

Con el empujín que le había dado Dédalo, Ícaro se cayó al vacío, pero las alas funcionaron y empezaron a volar.

Se encontraron con gaviotas porque estaban sobre el mar e Ícaro les dijo:-A que no me pilláis- Las gaviotas se enfadaron y les retó. Al pegarse los unos contra los otros, las plumas de las alas se desprendían y al final Ícaro se cayó al mar.

Esto ha sido el libro a mí me ha gustado.

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