
Como todos iban a la misma escuela, empezaron a insultarle, a pegarle y encima cogían sus botellas de agua y las tiraban al suelo para luego empujar al osito y que se mojara.
Hasta que un día se convirtió en Superagua. Como justo ese día se iban a la piscina, fue el que más rápido nadaba. Y ¿sabéis qué? Que cuando se metió en el agua nadie se lo creía.

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