domingo, 4 de marzo de 2018

LOS DOCE TRABAJOS DE HÉRCULES

Érase una vez un bebé tan fuerte tan fuerte, que cuando le lanzaban serpientes las sacudía, las enredaba y las lanzaba muy lejos. Ése era Hércules.

Una vez, cuando estaba en el colegio, le dijo su profe que no bebiera porque si no, con esa fuerza descomunal, podría matar a cualquier persona sin querer.

Cuando iba cada vez siendo más mayor, todos sus amigos y su familia bebían. Así que un día se bebió un vaso de vino y después otro y después otro... Y mató a su familia sin querer.

Cuando se enteró la gente de eso, lo enviaron al Reino de Euristeo, el peor rey de todos.
Así que el rey le ordenó que hiciera 12 trabajos peligrosos como castigo.

El 1º trabajo fue ir a matar al león del reino. No iba a ser fácil porque el león se comía a cualquier persona. Al cabo de un rato mató al león con éxito.

El 2º trabajo fue matar al hidra que es una serpiente de 9 cabezas. Cuando cortaba una cabeza salían otras 2 cabezas y así todo el rato. No tuvo más remedio que encender una hoguera y poner su garrota sobre el fuego para que estuviera roja y así, cuando cortaba una cabeza, quemaba el hueco y así no salía otra.

El 3º trabajo fue matar a un ciervo con cuernos de oro.

El 4º trabajo fue matar a un grandísimo jabalí salvaje.

El 5º trabajo fue limpiar el establo de miles de animales. Para ello se subió a una colina tapándose la nariz. Como había una presa, quitó las piedras y el agua corrió por el valle y así limpió los establos.

El 6º trabajo fue matar una bandada de pájaros sanguinarios.

El 7º trabajo fue domar un toro enloquecido en Creta.

El 8º trabajo fue capturar a los caballos más rápidos que el viento.

El 9º trabajo fue coger el cinturón de joyas de la reina Amazonas.

El 10º trabajo fue traer el buey legendario.

El 11º trabajo fue ir a capturar a Cerbero, el perro de 3 cabezas de Hades.

El 12º y último trabajo fue coger el fruto de un árbol que está en el fin del mundo cubierto de un dragón.

Por el camino se encontró al gigante más gigante de todos, Atlas, que estaba sosteniendo el Cielo.
Le contó que si iba a coger la fruta, que él sostendría el Cielo en su ausencia.
Cuando volvió dijo: -Ya no quiero sostener el Cielo.-                       
Entonces lo engañó para poder seguir.

Al final, cuando lo consiguió, fue libre hasta su muerte.

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